Francisco Seirulo 1987.
INTRODUCCION
Muchos directivos de clubs deportivos se preguntan si la labor de un preparador físico será rentable o no, si su trabajo puede traer inquietud y problemas a la plantilla, o por el contrario si su actuación puede ser beneficiosa para la mayoría. Sin duda este problema es debido a que es aún muy desconocido y en qué parte desestimado el papel de este tipo de personas en los clubs. También influye en estas situación, el poco tiempo que profesionales con estudios específicos llevan trabajando en este campo, y por qué no decirlo, la reticencia de ciertos entrenadores que consideran recortadas sus atribuciones por la inclusión de preparadores físicos en el equipo técnico. Ninguna de estas razones es de suficiente peso como para poder prescindir de un especialista en movimiento que puede aportar a los jugadores multitud de servicios a los que otro tipo de profesionales ajeno como vamos a demostrar en este trabajo. Por lo tanto creemos que en los clubs donde hay deporte profesional, sean de la especialidad que sean, debe haber este personaje pues es imprescindible para lograr el máximo rendimiento de los jugadores de la plantillad el club donde este rendimiento, al más alto nivel, es la meta y la razón de su existencia. Si bien el preparador físico tiene como única misión reconocida el lograr la forma física óptima de los jugadores mantenerla el mayor tiempo posible y sobre todo en los mayores compromisos de la competición, sus funciones pueden ser muchas más. Pero en el caso de que sólo fuera esta, el definir el estado de forma con una aproximación científica (1) para los 15 ó 20 jugadores de una plantilla profesional de cualquier deporte, es empresa suficientemente compleja, como para hacer intervenir en ella a tres o cuatro personas. Ya que ello supone el seguimiento diario del proceso global de entrenamiento tanto de las cargas físicas como técnico tácticas el control no subjetivo de las mismas la elaboración de planes alternativos de programas individuales y de un sinfín de tareas que sólo el entrenador no puede realizar. Porque hay que desterrar el entrenamiento único para todos el mismo y en el mismo horario. No es una cuestión de horarios, sino un problema de necesidades y soluciones específicas ya que todo se puede entrenar. Aunque el deporte de equipo se entrena tácticamente en grupo, el resto de aspectos técnicos y de condición deben ser entrenados según las necesidades individuales con la acción del entrenador directa sobre el ejecutor, cuestión fundamental para la ejecución correcta y la retroinformación necesaria que permite modificar la respuesta motriz incorrecta y, el programa de entrenamiento. Al decir individual en tendemos la solución de este tipo de necesidades que bien es verdad muchas han de ser entrenadas en pequeños grupos, y estos bien pueden estar compuestos por compañeros de puestos específicos semejantes o, antagónicos según sea el hecho motriz que quiera entrenarse. Por último queremos hacer notar que el preparador físico debe ser una inestimable ayuda para el entrenador, pero aún más para el club, que es a al postre quien invierte en unos jugadores el dinero de su afición, y sus ilusiones. Por ello debe procurar que todos y cada uno de ellos estén en forma, sean titulares o no, porque los entrenadores pasan, pero el club permanece con unos Jugadores en plantilla los cuales están obligados a dar continuidad al nivel de competición alcanzado y mejorarlo en lo posible. Para ello, el club debe ofrecerles la posibilidad de estar entrenados de acuerdo con sus propias características asegurándole que la permanencia en el club no va a ser una explotación de su persona que conduce al agotamiento de su vida deportiva sino una mejora continua y programada para los años de su contrato en el club. El preparador físico es pieza fundamental del trabajo de cada día, del que no se ve, pero del que los jugadores sienten del que da seguridad en cada acción a lo largo del partido en el puesto y funciones que su entrenador le asigne. El trabajo de estos especialistas, no sólo es de una acción directa sobre los jugadores, sino que es mucho más polivalente. De unas y otras funciones expondremos a continuación las más evidentes para que se disipen algo más las posibles dudas de la rentabilidad de estos especialistas en un club, tanto para sus directivos como para sus jugadores y aficionados.